Si digo que un libro es como un viaje no
estoy diciendo nada nuevo. En un libro, como en un viaje, uno encuentra
estaciones —capítulos, episodios—, sorpresas agradables y no —clímax, puntos de
inflexión—, compañeros —los personajes— y un guía o conocedor que muestra el lugar:
el narrador. También se parecen en que uno nunca es el mismo al cerrar un libro
y al terminar un viaje. Lo que quiero decir es que todos los libros son libros
de viaje. Pero no voy a desconocer que hay un género así llamado, y es sobre él
en particular que me piden una lista con cinco recomendados. Dejémonos entonces
de filosofar y, como se dice en el colegio, pasemos lista. Pero antes, advertir
que no soy experto ni lector dedicado a este tipo de libros: apenas curioso.
Digamos que soy un turista del género que pasea por sus calles de tanto en
tanto.
Viajes
con Charley en busca de Estados Unidos, de John
Steinbeck (Nórdica). Cuando cumple 58, el autor sale de viaje en una camioneta
y recorre 34 estados, 16 mil kilómetros, para no envejecerse tan de repente y
para refrescar sus conocimientos del país que inspiró buena parte de su obra. Habla
con personas en bares, hoteles y zonas de camping, mira, admira, piensa y va
conversando con su perro, Charley, un caniche “viejo y caballeroso… un
diplomático”. La nuez del libro la encuentro en esta frase, creo: “Este
monstruo de país… esta progenie del futuro, resulta ser el macrocosmos del yo
microcósmico”. Y así se mueve toda la obra, entre el exterior y el interior,
entre lo inmenso y lo minúsculo. Es mi libro de viajes favorito.
Con
la sangre despierta, Juan Manuel Villalobos
(editor) (Sexto Piso). Este libro recoge los primeros encuentros de escritores
con “ciudades ajenas”, como las llama el editor. Rodrigo Fresán con Caracas,
Alma Guillermoprieto con Managua, Rodrigo Rey Rosa con Tánger, Francisco
Goldman con Ciudad de México… y siete escritores y ciudades más. Narraciones
personales de variada textura e intensidad que recuperan el asombro de llegar a
un sitio desconocido. Por eso es relevante.
La
guerra moderna, de Martín Caparrós (Norma). Si en
los libros de viajes el narrador es un guía, el autor de este libro es un guía de
esos un poco molestos: opina más de la cuenta, se hace el inteligente, algunos
chistes le salen mal. Pero su lenguaje barroco, exuberante y pretencioso
combina bien con algunas ciudades que detalla aquí, como Las Vegas. También hay
que decir que muchos chistes le salen bien, y tiene una puntería inigualable
para el guiño, la referencia, la comparación. En últimas, en estos casos el
lenguaje plano y estándar hay que dejárselo a las guías turísticas.
¿Qué
hago yo aquí?, de Bruce Chatwin (El Aleph).
Crónicas, relatos, perfiles de personajes que el autor, un viajero incansable,
se encuentra por el camino. Camino que abarca en este libro Rusia y el
Himalaya, Afganistán y La Patagonia. El interés por la biología agrega
condimento a las crónicas. Este guía-narrador sabe involucrarse sin molestar,
es respetuoso y sensato. Muestra compasión y delicadeza, así como un ojo muy
afilado. Cualquier libro de Chatwin es un magnífico libro de viajes. Este es el
más personal e íntimo, a mi parecer.
Cómo
viajar sin ver, Andrés Neuman (Alfaguara). El
autor ganó el premio Alfaguara de novela en 2007, y en 2008 la editorial
programó un viaje promocional por todos los países de América. El autor
entonces decidió tomar notas de lo que alcanzaba a ver por el rabillo del ojo,
sin referirse a las actividades programadas o a encuentros con escritores. Son
fragmentos de países de América, pintados por una mente sagaz y divertida. “Los
montevideanos son porteños sin histeria”, dice por ejemplo, o “Lima desteñida,
reflexiva, indeterminada. Hacer matices del gris es el arte limeño”. Quien haya
estado allí sabe que así es.
Comentarios
Por cierto, Editorial Páginas de Espuma publicó otro libro de Stevenson, "Viajar", ensayos sobre viajes. A vos te va a gustar ese libro, lo juro.
Un saludo
No deje de leer los libros de viajes de Zbigniew Herbert ("Un bárbaro en el jardín" es una obra maestra) ni los de Patrick Leigh Fermor ("Un tiempo para callar", especialmente).
Herbert: http://www.acantilado.es/catalogo/un-brbaro-en-el-jardn-494.htm
Y Leigh Fermor: http://www.elbaeditorial.com/es/catalogo/elba/item/un-tiempo-para-callar
Saludos desde Libélula.
Ch.